Las redes sociales son una herramienta que permiten conocer muchos aspectos de los usuarios, como sus gustos, los lugares que frecuentan y hasta sus rutinas diarias. Instagram, por ejemplo, permite compartir una galería de experiencias y emociones con el mundo entero. Sin embargo, un nuevo estudio señala que las personas podrían estar revelando mucho más de lo que se imaginan a través de sus fotos.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Vermont diseñaron un algoritmo de inteligencia artificial que es capaz de identificar los síntomas de la depresión clínica en etapa temprana, con solo revisar las imágenes que publican los usuarios de Instagram. Este software analiza algunos parámetros como colores y saturación de las imágenes, metadatos, y utiliza un algoritmo para la detección de rostros.
El estudio, en el que se analizaron 43,950 fotos de 166 cuentas, reveló que las personas que padecen depresión publican más fotos en tonos oscuros, azulados y grises, siendo el filtro Inkwell uno de sus preferidos. Sin embargo, los datos también muestran que las personas deprimidas por lo general evitan utilizar filtros. Estas fotos suelen recibir bastantes comentarios pero pocos «me gusta».
El algoritmo desarrollado demostró un nivel de acierto del 70%. «Utilizando sólo detalles fotográficos, tales como el color y el brillo, nuestro modelo estadístico fue capaz de predecir qué participante del estudio sufría de depresión, y mostró una tasa de precisión más alta que la alcanzada en las evaluaciones de pacientes realizadas por médicos generales sin ningún tipo de asistencia», indica el estudio publicado por Arxiv.org.
Aunque con anterioridad otros estudios ya han demostrado cómo la información escrita publicada en las plataformas sociales puede ser utilizada para detectar desórdenes psiquiátricos, ésta es la primera vez que se incorporan imágenes a este tipo de análisis.
De acuerdo con el equipo de investigación, la tecnología podría ser utilizada para la detección temprana de este desorden mental, y ser una herramienta para identificar patologías mentales en una sociedad cada vez más digitalizada. Sin embargo también señalan que, aunque los resultados son prometedores, el programa aún tiene algunas deficiencias por lo que la información no debería tomarse como «hechos perdurables», sino como una «base metodológica sobre la cual construir y perfeccionar los modelos subsecuentes».
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