Aunque pensamos que nunca sería posible llegar al Sol, la NASA nos demostró lo contrario. La misión Eugene Parker anunciada recientemente por la agencia espacial, será lanzada a mediados de 2018 desde Cabo Cañaveral para llegar a 6,4 millones de kilómetros de la superficie del Sol. La idea es que penetre en la atmósfera solar y se aproxime mucho más de lo que se ha acercado cualquier otra nave.
La nave será sometida al calor y radiación más intensos que cualquier estructura que se haya construido jamás, soportando temperaturas de hasta 1.377 centígrados. De acuerdo a diferentes medios, hasta hace muy poco no existían los materiales capaces de realizar una misión de dichas características. La sonda viajará a una velocidad de 200 kilómetros por segundo, lo que permitiría ir de la Tierra a la Luna en media hora.
El objetivo de realizar esta misión es estudiar la atmósfera exterior del astro y comprender mejor su funcionamiento. “Mientras uno no vaya allá y roce el sol, no puede responder a preguntas”, indicó la científica Nicola Fox, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. La idea es que se pueda encontrar respuesta a interrogantes como por qué la atmósfera exterior cargada de plasma, es más caliente que la superficie del sol.
Para tener una mejor idea de esta misión, la Sonda Solar Parker tratará de llegar siete veces más cerca del sol que cualquier nave espacial anterior. En palabras de la NASA, si la distancia entre el Sol y la Tierra fuera de un metro, la misión se acercaría a 4 centímetros de la estrella.
Pero más importante aún es la capacidad que tiene el material de la nave de aguantar no solo el calor, sino los cambios extremos de temperatura, pues la sonda entrará y se alejará de la corona solar 24 veces para hacer las mediciones.