El 20 de mayo de 1997, solo unos meses previos al lanzamiento de la priera entrega de GTA, un preocupado Lord Campbell of Croy, político escocés, elevaba una consulta ante la Cámara de los Lores británica para conocer cuál era la postura del Gobierno sobre un videojuego de ordenador que ya estaba acaparando titulares negativos: «¿Es cierto que, como dicen, el juego incluye robos de coches, atropellos y persecuciones policiales, y que no habrá nada que impida que los niños lo compren?».
Puede que en la actualidad ya estemos acostumbrados a este tipo de reacciones por parte de ciertos colectivos, pero lo cierto es que por aquella época surgió un gran debate a nivel internacional. No era la primera vez: en 1993 otros dos videojuegos (‘Mortal Kombat’ y ‘Night Trap’) se convertían en protagonistas y hacían que los políticos estadounidenses establecieran regulaciones y calificación por edades. Sin embargo, el caso de ‘Grand Theft Auto‘ era diferente: como se sabría después, todo fue una elaborada campaña de marketing.
En 2012, y en el libro ‘Jacked: The Outlaw Story of Grand Theft Auto‘, el escritor David Kushner ofrecía una versión algo diferente a la que conocíamos. En Wired publicaron uno de los primeros capítulos, en el que se explica cómo BMG Interactive, la empresa propietaria de los derechos del videojuego y que después se convertiría en Rockstar North, tomó la decisión de contratar a Max Clifford, uno de los publicistas más conocidos de la époc, y que además ya había trabajado con muchos clientes de primera línea, en su mayoría músicos.
Clifford diseñó una estrategia poco convencional para darlo a conocer: no ocultar la violencia y los aspectos más polémicos del videojuego, sino utilizarlos para que todo el mundo escuchara hablar sobre él. Kushner menciona en su libro cómo el publicista llegó a decir que le contaría la trama del juego a algún político y que, en tres meses, el asunto se convertiría en polémica nacional. Así fue, e incluso llegaron a utilizar parte del debate de la Cámara de los Lores como un anuncio de radio.
A finales de ese año, el Daily Mail ya hacía eco en su periódico de un nuevo videojuego que «anima a los jugadores a robar coches y a atropellar a peatones», al mismo tiempo que aseguraba que algunas asociaciones de tráfico, políticos y grupos de consumidores exigían su prohibición. El videojuego salió a la venta tan sólo para jugadores a partir de 18 años y los tabloides rellenaron páginas durante semanas. Lo habían conseguido.
Polémica Mundial
En Brasil, a finales de los 90, los videojuegos más polémicos eran directamente prohibidos. En 1997, y con la excusa de «decisiones administrativas en defensa de los derechos de los consumidores», el Departamento de Protección de Defensa del Consumidor ordenaba retirar de la venta el juego ‘Carmageddon’. Un año después, el turno era para ‘Grand Theft Auto’, al considerar que era perjudicial para una sociedad que ya tenía signos arraigados de violencia.
En Australia no llegaron a prohibirlo, pero lo estudiaron tras el revuelo que generó el lanzamiento y llegaron a emitir un comunicado al respecto. La OFLC, el organismo australiano que se encarga de la calificación por edades, decidió no tomar medidas más allá de prohibir su venta a menores de 15 años. ¿La razón? Al verse desde arriba, la falta de detalles y de realismo «reducen el impacto de los conceptos y la violencia del juego».
El resto fue historia
El resto de las historia ya la conocemos. GTA siguió recibiendo muchas críticas de parte de diferentes sectores que se preocupan el contenido lanzado en juegos de vídeo, pero ha sido su naturaleza polémica la que ha llevado al juego a convertirse en una de las series más populares del mundo. ¿La prueba? La tenemos en 2004, 2005 y 2013, cuando ‘GTA San Andreas’, ‘GTA IV’ y ‘GTA V‘ se llevaron el premio a mejor juego del año.