Se encuentra en Inglaterra y es el primer autobús público cuyo combustible es el excremento humano. Es el Bio-Bus, y puede viajar a velocidades de 300 kilómetros por hora con su tanque lleno de heces, a partir de las cuales produce gas metano.
Diseñado por la empresa Wessex Water, el Bio-Bus ofrece sus servicios de transporte entre el aeropuerto de Bristol y el centro de la ciudad de Bath; y tiene capacidad para 40 personas.
El tanque del Bio-Bus se llena con el equivalente a los desechos de cinco personas durante un año, aunque son previamente tratadas en una planta que por medio de calor, filtración y privación de oxígeno activa las bacterias que al descomponer las heces producen el biometano con el que se mueve el vehículo.
Las emisiones del proceso de producción del biogás no tienen olor, y los gases de escape del Bio-Bus son 30% menores a los que emiten los camiones tradicionales de diésel.
El Bio-Bus es sólo una de las formas en las que Reino Unido aprovecha los excrementos humanos, que también son utilizados como combustible para calentar miles de casas. Además, proyectos estiman que si el uso del biometano se extiende en Inglaterra podría reemplazar hasta el 10% de las necesidades de gas doméstico en este país europeo.