Quienes llevamos ya varios años preocupados, yo diría que casi angustiados, por el deterioro medioambiental, no hacemos más que recibir malas noticias… unas tras otras. Incluso hay psicólogos que han denominado como «eco-ansiedad» a esta nueva dolencia mental que afecta a millones de personas en el planeta. Y la verdad es que hay suficientes motivos para sufrir ese particular tipo de ansiedad. A pesar de las frecuentes cumbres internacionales sobre el clima organizadas por las Naciones Unidas (ya van nada menos que 27), las temperaturas, así como las emisiones de dióxido de carbono, no hacen más que aumentar año tras año.
Por eso es tan inusual y sorpresivo recibir alguna buena noticia a través de los medios de comunicación. Pero recientemente ha llegado una: el pasado 13 de diciembre, un grupo de científicos de un laboratorio federal californiano anunció, desde la sede del Departamento de Energía en Washington, un triunfo tecnológico que ya ha sido calificado como «avance histórico». Estos investigadores estadounidenses han conseguido producir con éxito una «fusión nuclear», la cual es capaz de generar una ganancia neta de energía. Estados Unidos, por tanto, está cada vez más cerca de poder crear energía completamente limpia, barata y potencialmente inagotable, algo que, sin duda, ayudaría en gran medida a encarar el desastre medioambiental que nos amenaza.
Jennifer Granholm, la secretaria de Energía del gobierno, resumió, el pasado 12 de diciembre, la emoción que a todos embargaba: “Estamos ante uno de los logros científicos más impresionantes del siglo XXI. Este día acabará en los libros de Historia”.
Los sofisticados experimentos, los cuales se basan, a grandes rasgos, en la aplicación del rayo láser más grande y potente del mundo a una minúscula bola de plasma de hidrógeno, han provocado una pequeña reacción que suministra mayor energía que la que se consume. Se estima que la ganancia neta se sitúa en torno al 50%. El experimento genera en el laboratorio unas condiciones que imitan a las explosiones nucleares.
De hecho, el proyecto nació en el 2009 a raíz del interés del ejército estadounidense por recrear dichas condiciones en el laboratorio sin necesidad de hacer pruebas nucleares. No olvidemos que muchas de las grandes innovaciones con las que interactuamos día a día, entre ellas Internet y el GPS, han surgido gracias a las millonarias inversiones de la industria armamentística.
El campo que se abre por delante es muy ilusionante, ya que muchos, entre ellos el propio presidente Joe Biden, tienen la esperanza de que en diez años esté disponible la «fusión comercial» para crear energía ilimitada y sin emisiones de carbono. Sin embargo, la secretaria de Energía quiso ser, durante la conferencia de prensa, un poco más realista, de modo que se vio obligada a rebajar un poco el entusiasmo generalizado. Según Granholm, aún faltan decenios para contar con dicha tecnología. En cualquier caso, estoy segura de que esta excelente noticia nos ha ayudado a muchos a mitigar un poco la eco-ansiedad.