Ya han pasado 22 meses desde que el avión espacial X-37B comenzara su misión de Prueba Orbital Vehicle 3 (OTV-3). A lo largo de este tiempo el avión ha volado alrededor de la órbita terrestre, convirtiéndose en el tercer vuelo de esta índole más largo. Sin embargo, poco o nada se sabe acerca de qué busca el gobierno americano con estos vuelos.
El X-37B aterrizó el pasado viernes 17 de octubre. No era la primera vez que salía al espacio ya que lo hizo en 2010 y 2011 durante 225 y 469 días respectivamente. Se trata de un avión de aproximadamente una cuarte parte de tamaño de un antiguo transbordador de la NASA. El X-37B mide 2,9 metros de alto, 8,9 de largo y 4,5 de ancho, y cuenta con una bodega de carga de 2,1 metros de largo por 1,2 de ancho. Su fuente de energía es un panel solar desplegable y motores principales AR2-3 alimentados por tetróxido de dinitrógeno/hidrazina.
Sus objetivos y contenidos de la misión son un misterio. No se ha compartido información tanto de este vuelo como los dos anteriores del X-37B, lo que ha generado y genera rumores e incluso historias de conspiraciones a su alrededor. Muchos han hablado incluso de que se trata de una nave espía que monitoriza la estación espacial china Tiangong 1, pero ni la Fuerza Aérea americana ni otras entidades han dado información al respecto.