Los unicornios están proliferando en Latinoamérica, reproduciéndose y cabalgando a lo largo y ancho de la región. Si cada generación va adaptando los mitos del pasado a sus propios tiempos, los seres mitológicos más buscados en la economía de hoy son las unicorn startup: las empresas emergentes que alcanzan un valor de mercado superior a los 1.000 millones de dólares antes de salir a bolsa.
Son negocios de elevado desarrollo tecnológico y digital, que —en algunas ocasiones— pueden llegar a dinamizar y transformar la sociedad. Facebook, por ejemplo, se considera un ‘superunicornio’, uno de los mayores caballos de un solo cuerno en el mundo actual.
América Latina es el hábitat de un total de 36 unicornios, y más de la mitad de ellos se encuentran en Brasil. Uno de los más rampantes, el banco digital Nubank, ha debutado este mes de diciembre en Wall Street superando una capitalización de 50.000 millones de dólares, y ya es la firma financiera más valiosa de toda la región.
El segundo país con mayor número de unicorn startup es México: cuenta con ocho de estos negocios, siete de los cuales se han sumado a esta élite en 2021. La argentina Mercado Libre, en el sector del comercio electrónico, o la colombiana Rappi, en las entregas a domicilio, son otras de las grandes empresas emergentes latinoamericanas.
Si los unicornios progresan en América Latina es porque encuentran pastos propicios para alimentarse, regados por un voluminoso caudal de financiación. Solo en el último año, el capital privado inyectado en este tipo de negocios se ha disparado más de un 300%, hasta los 11.500 millones de dólares. Mientras la inversión extranjera en el conjunto de la economía se recupera lentamente de la crisis del coronavirus, los fondos internacionales —en su mayoría, de Estados Unidos— están apostando fuerte por las empresas emergentes de la región.
Además de este creciente flujo de crédito, otro de los principales impulsos para los unicornios está siendo la cada vez mayor penetración de las tecnologías digitales en las sociedades latinoamericanas: un proceso que se ha acelerado aún más durante la pandemia.
Fue Aileen Lee, creadora de la firma estadounidense de capital de riesgo Cowboy Ventures, quien popularizó el término unicorn startup, en un artículo publicado en noviembre de 2013 en la revista digital TechCrunch. Ninguna de las grandes empresas emergentes de aquel momento tenía origen en territorio latinoamericano. Ocho años después, la revolución de los unicornios está avanzando vertiginosamente desde Tijuana hasta Ushuaia.