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De la privacidad y nuestra cultura digital

Seguramente se han topado en su timeline, en más de una ocasión, con la siguiente  leyenda:

“Debido al hecho de que Facebook ha optado por incluir software que le permitirá el robo de información personal: en esta fecha de 26 de noviembre de 2014, en respuesta a las nuevas directrices de Facebook, de conformidad con los artículos L.111, 112 y 113 del código de la propiedad intelectual, declaro que mis derechos están conectados a todos mis datos personales dibujos, pinturas, fotografías, textos, música, etc. publicado en mi perfil, antes de esta fecha, ahora y por siempre. Para uso comercial de lo expuesto anteriormente se requiere en todo momento mi consentimiento.

Aquellos que leen este texto pueden hacer un copy/paste en su muro de Facebook. Esto les permitirá colocarse bajo la protección del derecho de autor. Por esta declaración, le digo a Facebook que queda estrictamente prohibido divulgar, copiar, distribuir, transmitir o tomar cualquier otra acción contra mí en base a este perfil y o su contenido. Las acciones antes mencionadas se aplicarán también a los empleados, estudiantes, agentes y u otro personal bajo la dirección de Facebook.

El contenido de mi perfil contiene información privada. La violación de mi intimidad es castigada por la ley (UCC 1-308 1-308 1-103 y el estatuto de Roma). Facebook ahora es una entidad de capital abierto. Todos los miembros están invitados a enviar un aviso de este tipo, o si lo prefiere, puede copiar y pegar esta versión.

Nota: Si no has publicado esta declaración al menos una vez, tácitamente estas permitiendo el uso de elementos tales como tus fotos, así como la información contenida en la actualización del perfil”

 

Quienes han decidido publicar este texto en sus perfiles sociales, seguramente no leyeron las políticas de privacidad del sitio al momento de abrir su cuenta. Debemos estar conscientes que en la mayoría de los casos siempre cedemos ciertos derechos sobre el uso de nuestra información a la empresa que nos presta el servicio. Si aceptamos los términos, nuestra siguiente y única opción es regular el acceso a nuestra información por parte de otros usuarios, yendo a la configuración de privacidad general de la cuenta.

 

Un beneficio de las redes más completas, como Facebook, es que permiten ajustar la privacidad de un modo muy focalizado, así no hay necesidad de cerrar nuestros perfiles o demostrar la inconformidad con una leyenda que pierde efecto desde el momento en que decides darte de alta en cualquier comunidad.

 

Según el periodista en tecnología Paul Miller, de The Verge, las razones por las cuales una persona decide cerrar una cuenta en alguna red social, principalmente son las siguientes:

 

Privacidad. La preocupación por cuidar los datos personales y los aspectos de la vida, ya que al estar conectado por alguna red digital, siempre existe la tentación de exponer nuestras actividades, lugares favoritos, hábitos, etc.

 

Buscar una comunicación “real”. Tal vez varias personas consideran que estar “conectados” todo el tiempo les hace perder comunicación con las personas más cercanas físicamente y optan por hacer un mayor esfuerzo por mantener un contacto social con los demás. Conozco a varias personas en mi entorno que periódicamente realizan un digital-detox el cual consiste en olvidarse por unos días de la comunicación digital para hacerlo de forma física.

 

Deshacerse de cargas emocionales y tentaciones. Un estudio de la Universidad del Valle de Utah mostró que hay una correlación directa entre la cantidad de tiempo que se pasa en Facebook y la manera en que las personas perciben sus vidas. Los usuarios que pasaban más tiempo dentro del sitio constantemente pensaban que sus amigos de Facebook tenían mejor vida que la suya. Lo que podría desencadenar problemas emocionales. (fuente CNN)

 

A propósito de ésta última razón, ¿Quién no ha utilizado las redes sociales para stalkear a algún ex, o para ver qué clase de “amig@s” tiene nuestra pareja? Tenemos información de primera mano y la tentación es muy grande, incluso ya sabemos de rupturas amorosas por esta situación.

 

Sin embargo, por supuesto que la posibilidad de comunicarte instantáneamente a través de estos medios no es negativa; cada persona es responsable de su vida, su privacidad, y de sus costumbres en general. En el uso que cada uno le de a las redes sociales estriba el interés y sus resultados: podemos conservarlas como herramientas de comunicación para asuntos laborales, para consulta e incluso aprendizaje, también es posible. Pueden representar un problema en el momento en que comienzan a afectar la vida real y las relaciones que se derivan de ellas.

 

Lo recomendable es lo que la vida no se cansa de recordarnos: no abusar de su uso y mantener un equilibrio, en este caso entre nuestras relaciones personales y el contexto digital, puesto que el aumento del Internet móvil, la proliferación de las redes sociales, el crecimiento  de la “nube” y el de nuestra vida tecnológica, seguirán marcando tendencia en los próximos años en todas nuestras formas de comunicación.

 

Les comparto una infografía para tomar en cuenta, a propósito de la privacidad: