Hace tiempo ya un tiempo venimos hablando de los coches Autónomos. Tesla Motors, pionero de la industria de los coches eléctricos sabemos que está trabajando muy en serio. Google incluso ha presentado algún prototipo.
Sorprendentemente en Japón, los coches autónomos ya están a la venta y con un precio bastante económico. El fabricante, no ha sido ninguno de los esperados, sino la empresa de juguetes japonesa Tomy Takara. Sentimos decepcionaros, pero sí, son de juguete.
El coche autónomo Q-Eyes tiene unas medidas de 32x28x53 milímetros y pesa tan solo 16 gramos. Son poco más grandes que un Micro Machine, pero estos son capaces de desplazarse ellos solos y sin chocar. Son capaces de girar en marcha para evitar obstáculos que detectan mediante unos sensores (bastante vistosos) instalados en las esquinas delanteras.
Para su funcionamiento cuentan con una micro batería con sistema de carga ultra rápido. En tan solo diez segundos podemos tener la batería del Q-Eyes de Tomy Takara totalmente cargada. La parte mala es que su autonomía ronda el minuto de funcionamiento.
Los Q-Eyes tienen dos modos de funcionamiento que se seleccionan en la estación de carga. En el modo “A” el coche girará o dará la vuelta cuando encuentre un obstáculo. Por otro lado en el modo de funcionamiento “B” el Q-Eyes se detiene hasta que el obstáculo se aparta y libera su camino.
Puedes elegir entre cuatro modelos diferentes que imitan a cuatro clásicos japoneses: Subaru WRX Sti, Nissan GT-R, Nissan Leaf y Daihatsu Copen. Además, por equivalente a 30 euros que cuestan, también incluye un sistema de circuitos diseñado por los chicos de Tomy Takara. Los circuitos son fáciles de construir para los Q-Eyes solo necesitan tener una anchura de 15 y con un borde de más de 1 centímetro de altura para que sus sensores lo detecten sin problema. Así varios Q-Eyes podrán circular al mismo tiempo por el circuito y difícilmente colisionarán entre ellos o con las barreras del circuito.
Aquí tenéis el spot de su presentación. Está en japonés, pero creo que la idea principal se entiende.
Texto: Aitor Miguel Ramos