En las redes sociales hay mucho contenido, tanto que puede ser incluso un poco molesto recibir todo el rato notificaciones de novedades y cambios. Llega un momento en que conviene conocer métodos para afinar y filtrar lo que queremos ver para aprovechar bien el tiempo que le dedicamos a nuestro correo electrónico y nuestra actividad en la red. Leer todo lo que publica la gente e instituciones que seguimos es imposible, y dedicar tiempo a quitarse del etiquetado que te han hecho y que provoca que te llegue correo comercial indeseado es molesto.
Y dado que es una buena política no hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti, hay que seguir unas reglas cuando publicas tu contenido, tanto personal como de negocios. En este último caso, es especialmente importante tener un criterio claro a la hora de etiquetar a otras personas.
Pregunta: no des por supuesto que lo que te interesa a ti también interesa a tus amigos o gente que conoces, no les agregues a nada sin estar seguro de que quieren.
Personalizar es la clave: La autenticidad es fundamental a la hora de conectar y comunicar. Si tratas a tu audiencia como simples números, perderás oportunidades de negocio y clientes. Es mejor centrarse en los detalles en vez de en generalidades.
Cada mensaje importa: Nunca me canso de resaltar la importancia de la transparencia y la autenticidad. Si quieres que un mensaje cale, hazlo personal. La comunicación individual funciona mucho mejor que soltar tu película a todo el mundo a ver a quien le interesa.
Relevancia: ¿Cuántas veces te han etiquetado en una foto en la que ni siquiera estabas? No hagas nunca cosas así, es muy, muy, muy molesto.
Gracias a Dios, en Facebook hay muchos filtros que pueden quitarte de encima una buena parte de contenido no deseado. Aun así, lo mejor es que cuides tu contenido desde el inicio, es tu mejor tarjeta de presentación y la llave que puede abrir muchas puertas.