Un fallo en el sistema de propulsión es el origen de la explosión del cohete no tripulado Antares, ocurrida el pasado 28 de octubre a 15 segundos de su lanzamiento en Virginia, en el noreste de los Estados Unidos.
El desperfecto, de manera preliminar, se presentó en la “turbo-bomba de carburante en uno de los motores AJ-26” activados en la primera etapa del lanzamiento, precisa en un comunicado la firma privada de transportación aeroespacial Orbital Sciences, propietaria del cohete.
Los motores utilizados en el artefacto eran de manufactura ucraniana y tenían más de 10 años. La investigación continúa aunque la empresa adelantó que podría sustituir los motores ante el incidente que costó 200 millones de dólares en equipos y suministros que viajarían a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).
Desde el 2012 la NASA contrató los servicios de esta empresa por 1,400 millones de dólares, para el transporte de carga y de manera excepcional astronautas a la ISS, luego de la cancelación del programa de exploración del espacio con la era de los transbordadores (Discovery y Endeavour).
Desde entonces Orbital Sciences ha realizado cinco vuelos, cuatro de ellos misiones oficiales de reposición y trabaja en la construcción de un sistema de transporte para astronautas previsto para 2017, por el que la NASA desembolsó otros 2,400 millones de dólares.