Lo que le faltaba al Mundial de Qatar era un brote infeccioso. Y si hacemos caso a los cada vez más numerosos medios de comunicación que han empezado a hablar de la aparición de varios casos sospechosos de síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio, ya lo tendríamos aquí. De un coronavirus, además: el MERS-CoV, también conocido como «el virus del camello». ¿Qué sabemos? ¿Qué podemos esperar?
¿Un nuevo coronavirus? No exactamente. El coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) se identificó en 2012 en un paciente varón Saudí de 60 años que presentaba una neumonía aguda y que posteriormente murió por insuficiencia renal. En un primer momento, con la epidemia del SARS de 2002-2004 aún fresca en la memoria, el boom de casos alertó a medio mundo. Se trataba de un virus de una alta letalidad (35% según la OMS) y sabíamos tan poco sobre él que nos temíamos lo peor.
Sobre todo, porque a lo largo de 2013 países como Reino Unido, Francia, Túnez o España identificaron casos de la enfermedad. Sin embargo, con el tiempo se empezó a entender las diferencias entre el MERS y el SARS, la situación se tranquilizó. La del MERS es, esencialmente, una enfermedad zoonótica. Es decir, se transmite entre animales (sobre todo, dromedarios) y personas. Los contagios entre personas, aunque posibles, son bastante raros y eso es un enorme punto a nuestro favor.
Tranquilidad, pero no demasiada. Eso no quiere decir que los brotes no puedan tener un gran impacto. En 2015, Corea del Sur sufrió una epidemia muy seria (agravada por problemas de gestión) que trajo de cabeza a sus autoridades sanitarias durante meses y provocó un terremoto político a nivel nacional.
Lo que quiere decir es que hay que estar muy alerta. Al fin y al cabo, las personas infectadas suelen presentar sintomatología, pero esa sintomatología es muy difusa: fiebre, tos, congestión nasal o problemas respiratorios (que, en último término, pueden acabar generando una neumonía). Eso hace fácil, como ocurrió en Corea en 2015, que pase por debajo del radar y acabe provocando una epidemia.
¿Qué ha pasado en el Mundial? Como señalaba en el SMC el director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, Jacob Lorenzo-Morales «los casos sospechosos del mundial por ahora, y hasta donde llega mi conocimiento, no se han confirmado como MERS». ¿Es posible que lo sean? Es posible. Este mismo año se han identificado dos casos de MERS en Qatar.
En el caso de los jugadores de la selección francesa, la circunstancia es, no obstante, rara. Primero, como dice Morales, «habrá que estudiar si es cierto que están infectados por MERS y no por otro virus». habrá que estudiar el alcance real. Pero, sobre todo, habrá que ver qué cadena de contagios les une a dromedarios infectados. A priori, no parecen las personas más expuestas a este tipo de infecciones.
¿Qué podemos esperar en los próximos días? Esta es una pregunta relevante porque el Mundial de Qatar es uno de esos eventos mundiales que pueden (al menos sobre el papel) convertirse en una bomba. La buena noticia es que, como vemos, el MERS tiene las patas muy cortas. Podría causar brotes en muchos sitios, sí; pero lo esperable es que (si no hay variantes con mutaciones significativas) sea fácilmente controlable. La mala noticia es que, de confirmarse, tes un ejemplo más de que la «era de las epidemias» ya está aquí y no podemos bajar la guardia.