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La tecnología ayuda al gobierno francés a encontrar piscinas que han sido construidas sin declarar impuestos

Pocas cosas hay más apetecibles en las calurosas jornadas de verano que pasar un día ocioso en la piscina junto con familiares o amigos. Disfrutar de una comida en el jardín, una animada sobremesa y un refrescante chapuzón son algunos de los grandes placeres de cualquier día de calor. A miles de hogares franceses, sin embargo, se les ha aguado ligeramente la fiesta a lo largo de los últimos meses.

La administración del gobierno francés está detectando una gran cantidad de piscinas que no habían sido debidamente declaradas al fisco. Aquellos que construyeron una piscina en su casa sin informar a las autoridades competentes, y han sido cazados ahora, deben afrontar un aumento de impuestos por la propiedad de su vivienda: una nueva alberca incrementa el valor del inmueble y, por lo tanto, conlleva también una mayor tributación.

La investigación experimental iniciada en octubre del año pasado está arrojando resultados sorprendentes. Francia comenzó a rastrear la instalación de piscinas en domicilios privados a través de imágenes aéreas y tecnología informática de inteligencia artificial: un método similar al que ya están empleando, con el mismo objetivo, otros gobiernos europeos, como el de España. 

A pesar de haber desarrollado esta exploración en solamente 9 departamentos —menos del 10% del total— las autoridades francesas han encontrado 20.356 piscinas que permanecían ocultas al fisco. Gracias a estos hallazgos, París espera recaudar unos 10 millones de euros adicionales a través del impuesto sobre bienes inmuebles. Dado el éxito de este programa piloto, la búsqueda se va a extender ahora al resto de regiones del país.

Solamente Estados Unidos supera a Francia en cantidad de piscinas privadas por habitante —hay, aproximadamente, 3,2 millones de ellas en territorio francés—. Este tipo de instalaciones ya estaba en auge antes de la pandemia de coronavirus, pero la demanda se disparó tras el estallido de la crisis sanitaria: se estima que se construyeron más de 250.000 piscinas durante 2021. Este año, mientras el país sufre una sequía histórica, se ha abierto un intenso debate político sobre el uso sostenible de un bien tan elemental como el agua. Fiscalizar el número de piscinas privadas que hay en el país va más allá de una mera cuestión tributaria. También es importante para optimizar la gestión de los recursos hídricos.

La mayoría de los departamentos franceses están bajo máxima alerta por escasez de lluvias, lo cual implica restricciones en el riego de cultivos, el consumo doméstico o el llenado de piscinas. El innovador sistema de rastreo utilizado por Francia, además de contribuir a una mayor justicia en el pago de impuestos, también puede facilitar la detección de despilfarros de agua. Disfrutemos de las piscinas de manera responsable.