No es una novedad, pero sí sorprende. La cuestión es que muchos consumidores de Target están asustados y con razón. Cuando los hackers irrumpieron en el sistema de Target robando la información bancaria de decenas de tarjetas de crédito y débito, no se creyó que el problema sería tan grande como lo parece hoy.
Se teme que estos hackers puedan hacer uso indebido de esta información y contar con los medios para retirar dinero de estas tarjetas una vez que puedan acceder al código de encriptación. El riesgo es especialmente grave dado que la compañía no puede garantizar que los NIP (Número de Identificación Personal) estén a salvo.
Como medida de precaución, algunas instituciones bancarias, como Chase y Santander, han tomado la decisión de bajar los límites de las tarjetas para compras y retiradas de efectivo. Habrá que ver qué resultados arroja la investigación del caso, ya que hay varios millones de dólares en juego.
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