Samsung, uno de los gran competidores en el mundo de los teléfonos inteligentes, tuvo un mal año 2016. Sus ventas se vieron por los suelos, así como también su reputación, gracias a que su modelo Galaxy Note 7 reportó hacer combustión instantánea casi sin ninguna razón. Desde los primeros reportes (que pocos de nosotros creímos ser ciertos), Samsung se comprometió de identificar la causa detrás de los incidentes. Luego, a medida llegaban más y más casos de incendios y accidentes, Samsung fue lidiando con la situación en la mejor manera posible, hasta que tuvo que anunciar el retiro de todas las unidades del mercado.
¿Pero que hacía explotar a uno de los que se suponía debía ser uno de los mejores teléfonos del 2016? Muchas empresas, incluyendo entidades estadounidenses, decidieron encontrar la causa de las explosiones, y todo indica a que ya se ha llegado a la raíz del problema. Y aunque quizás todos sabíamos que el problema se originaba en la batería, las investigaciones han revelado lo que pasaba con las baterías inteligentes de la terminal.
De hecho, según los resultados de una investigación realizada por un equipo independiente de ingenieros de hardware de una universidad de IT muy reconocida, fue el diseño agresivo de la batería del Note Galaxy 7 el principal culpable de las explosiones. El grupo de investigadores descubrió que, para hacer que los teléfonos inteligentes fueran tan delgados y pequeños como fuera posible, Samsung redujo considerablemente los componentes internos del dispositivo, lo que hacía que la batería se comprimiera y expandiera continuamente (aunque dichas contracciones y expansiones ocurrieran en medidas de menos de un milímetro, sentenciaron al Note 7 al fracaso). Tal presión era capaz de dañar el polímero de la batería, y una vez que estas capas se llenaban de fisuras, la presión se liberaba a través de una explosión.
¿Hay algo de bueno en los resultados de las investigaciones? Aparentemente sí. Es una buena noticia para Samsung que las explosiones no fueran causadas por el hardware o el software del smartphone, lo que facilita el trabajo para que la compañía prevenga otras ocurrencias del problema, centrándose exclusivamente en las pruebas de control de calidad para las baterías.