Ratones de avanzada edad ganaron fuerza y destreza física y mental tras recibir inyecciones de sangre de ratones más jóvenes, o inyecciones de una sustancia más abundante en la sangre joven.
Estos estudios abren las puertas al tratamiento de las enfermedades de la vejez en humanos. Por ahora, Saúl Villeda, de la Universidad de California y autor de uno de los tres estudios publicados el domingo por las revistas Nature Medicine y Science, advirtió que sería peligroso intentarlo por cuenta propia.
En su estudio, los ratones tenían edades equivalentes a las de personas de entre 20 y 30 años, y de entre 60 y 70. A los más viejos se les inyectó repetidas veces la sangre de los más jóvenes, resultando en un mejor desempeño en pruebas de aprendizaje y memoria que los ratones del grupo de control.
Los investigadores intentan descubrir qué es lo que hay en la sangre joven que marca la diferencia. Los otros dos estudios, realizados por la Universidad de Harvard, se centraron en una proteína, llamada GDF11, que es más abundante en la sangre de ratones jóvenes, con resultados igualmente prometedores. Amy Wagers, una de las autoras de ambas investigaciones, dijo que esta proteína también está presente en la sangre humana y su concentración parece decaer con la edad.
Futuras investigaciones podrían ayudar en el tratamiento del declive mental y la demencia en humanos. Los autores de los estudios remarcaron que no está claro si la GDF11 es la responsable de los resultados obtenidos. Wagers indicó que sospecha que otras sustancias presentes también pueden ayudar a los ratones envejecidos.