En 2017, Elon Musk, el fundador de Tesla, presentó el futurista camión eléctrico de la compañía, y prometió que dos años después estaría en producción. Cada pocos meses, Tesla parece anunciar un nuevo pedido de camiones, y, sin embargo, la esperada fecha de inicio de la producción no deja de postergarse. Ahora parece que no será hasta 2022… ¿qué está pasando?
Pues, simple y llanamente, que no hay suficientes baterías disponibles. Los fabricantes de automóviles se han resistido durante años a producir coches eléctricos, pero las cosas están cambiando rápidamente. General Motors y Volvo ya han anunciado que en 15 años o menos abandonarán la producción de vehículos de combustión interna.
Otros fabricantes probablemente se estén haciendo planteamientos similares. La cuestión es, si hoy en día ya hay escasez de baterías, ¿qué ocurrirá cuando la industria de la automoción entera se vuelque en la producción de vehículos eléctricos?
Que la industria sufra cuellos de botella por falta de baterías es ciertamente posible. Quizá incluso probable. Como comentaba la emisora pública de radio estadounidense NPR durante la última semana de diciembre, algunos expertos estiman que, en los próximos 10 años, la demanda de baterías de litio se multiplicará al menos por diez. ¿Por qué la cadena de producción mundial de baterías no está aumentando ya su ritmo de manera significativa?
Pues porque, como reconoce el propio Elon Musk, que algo ha aprendido intentando convertir su startup Tesla en una verdadera empresa de automoción, “escalar la producción es lo más difícil del mundo”. Y porque, imagino, los fabricantes de baterías no multiplicarán la producción hasta estar seguros de que la demanda lo justifica.
Tesla, que probablemente va un paso por delante de los fabricantes tradicionales de automóviles, no parece confiar demasiado en la futura disponibilidad de baterías. En septiembre del año pasado presentó a sus accionistas la tecnología de baterías 4680, desarrollada por la propia compañía en Fremont, California.
BMW y Volkswagen ya anunciaron contratos directos con compañías mineras, que les asegurarían el abastecimiento de litio para años venideros. Quizá estén desarrollando también su propia tecnología de baterías.
En fin, quizá dentro de 15 o 20 años la industria del automóvil esté totalmente irreconocible. En todo caso, esperemos que de una forma u otra pueda evitarse la escasez de baterías que amenaza el futuro del sector, porque es un problema que nos afecta a todos; la transición al coche eléctrico es clave en la lucha contra el cambio climático. No podemos permitirnos fallar.