El estudio del profesor Clyton fue publicado en la revista Journal of Computer-Mediated Communication y en él se pone de manifiesto que el privarnos de nuestro smartphone puede provocar aumento de la presión arterial y frecuencia cardiaca, falta de concentración, irritabilidad e incluso ansiedad. El síndrome de abstinencia del smartphone tiene los mismos signos visibles que el de cualquier droga.
El estudio se dedujo de un experimento en el que un grupo de jóvenes tenían que resolver unos ejercicios mentales mientras se monitorizaban sus constantes, e ellos se les dijo solamente que era para probar un sistema de medición inalámbrica. Tras una primera fase en la que se les permitía tener el smartphone se les retiró este con la excusa de que podría provocar interferencias en las mediciones.
Una vez que se les quitó el smartphone se hizo sonar fuera de su alcance para ver cómo cambiaba el comportamiento de los estudiados. Sus constantes se dispararon en el momento en que sonó el teléfono además de reducirse considerablemente su concentración. Estas pequeñas modificaciones en nuestro comportamiento consciente o inconsciente pueden afectar de forma seria a nuestra vida cotidiana y por supuesto a nuestra salud física y mental.
El síndrome de abstinencia del smartphone es un problema más asociado los dispositivos electrónicos que se suma a una larga lista, como los problemas que nos pueden producir las ondas electromagnéticas que nos atraviesan constantemente o ciertas alucinaciones relacionadas también con los smartphones.