Por medio de materiales plásticos y circuitos que no cuentan más de 100 dólares, un grupo de científicos de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusettss crearon un robot que puede armarse a sí mismo.
La historia, que parece sacada de la película Transformers, es una seria línea de investigación dentro del área de la robótica, pues según la científica Daniela Rus, del MIT, las impresoras 3D son caras y el proceso para construir un robot es caro, pero “este método es rápido, barato y especializado”.
El robot “transformer” funciona de la siguiente manera: en una lámina plástica se añaden circuitos, motores y baterías. Luego se pone a trabajar el mecanismo y la lámina comienza a tomar forma cuando una esquina se levanta, otra se dobla, y finalmente el robot queda en pie en menos de cuatro minutos, con una altura de cinco centímetros y un tamaño de 15 centímetros de largo y ancho.
La desventaja es que al momento de “armarse”, el plástico se dobla sobre unas bisagras por medio de calor y ya no puede volver a su forma original. No obstante, la investigación, publicada en la revista Science, parece tener futuro, pues los robots armables podrían ser utilizados para trabajar en lugares estrechos y peligrosos, y su tecnología basada en el origami resultaría más barata y eficiente que la utilizada actualmente.