Una vez más, la privacidad digital y los servicios de inteligencia de los Estados Unidos se encuentran en el ojo del huracán. Y es que de acuerdo a The Wall Street Journal, Twitter impidió a las autoridades estadounidenses el empleo de un programa de análisis de mensajes publicados via tuits. Según las autoridades americanas, esto podría dar ventaja a los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, pero según ejecutivos de la red social de los 140 caracteres, las acciones a tomar violan los derechos a la privacidad de sus usuarios.
El periódico también indica que aunque ninguna de las partes ha declarado sobre el asunto, han sido altos funcionarios de la inteligencia norteamericana quienes han brindado detalles sobre la negación de Twitter. Según las fuentes, Twitter se niega a que las autoridades accedan al programa Dataminr, un programa de análisis de datos ultrasofisticado en el que la red social solo tiene alrededor de un 5% de participación directa.
Dataminr es la única compañía que Twitter ha autorizado a tener acceso al conjunto de los mensajes publicados por sus usuarios. Este programa es el encargado de generar la información para estadísticas generales de la compañía (cuantos tuits son publicados a diario, análisis de tendencias, etc) así como también la información usada por los medios de prensa y otros clientes que llevan a cabo campañas publicitarias en la red social.
Según algunos agentes federales, con el acceso a Dataminr se hubieran podido evitar los recientes ataques a Paris el último noviembre, y los ataques a Bruselas de hace apenas algunas semanas. Sin embargo, la inteligencia estadounidense no da detalle alguno sobre cómo esto hubiera sido posible.
Todo indica a que esta será otra épica lucha entre una compañía de tecnología y el gobierno de los Estados Unidos. Como todos sabemos, Apple se negó recientemente a comunicar al FBI una clave que hubiera permitido a dicha dependencia gubernamental acceder al contenido del teléfono móvil utilizado por los autores materiales de los ataques de San Bernardino (California) en diciembre pasado, situación que generó serios enfrentamientos entre defensores y detractores de la medida tomada por la compañía dirigida por Tim Cook.