Seamos francos, el Galaxy S10 Plus es un dispositivo móvil realmente brillante. Y al afirmar esto, queremos decir que el teléfono de Samsung tiene un excelente desempeño, diseño, pantalla, duración de batería y cámaras, sin pasar de alto el hecho de que cuenta con un conector de audífonos tradicional, es resistente al agua, y tiene una ranura para tarjeta microSD.
Por si eso fuera poco, se puede cargar inalámbricamente y hasta puede cargar otros dispositivos de la misma manera, sin cables ni electricidad.
Sin embargo, algo malo debe de tener, ¿o no? Para muchos expertos en el mundo de la tecnología, el gran defecto del S10 Plus radica en su tamaño. Hay quienes dicen que es demasiado caro, e incluso hay un tercer grupo que indica que sus biseles más pequeños incrementan los falsos positivos inintencionales (toques en la pantalla al solo sostenerlo).
Además, aunque cuenta con el mejor lector de huellas de pantalla que se ha visto en un dispositivo móvil, también requiere de un poco de aprendizaje y yo personalmente no considero que aún logre reemplazar por completo la eficiencia y practicidad de un lector tradicional.
Todas estas cosas, minúsculas e insignificantes para la gran mayoría, pueden llegar a ser consideradas como defectos del dispositivo por los más exigentes. Algunas son exclusivas en las preferencias de uso e incluso se pueden ignorar. Otras, como el alto precio, son mucho más difíciles de pasar por alto.
Lo que no se puede ignorar es que si el Galaxy S10 Plus quiere ser, indiscutiblemente, el mejor celular. Y con todo lo bueno que ha mostrado hasta al fecha, no cabe duda que va bien encaminado a serlo. Al menos durante el 2019.