Aquellas empresas que desarrollan la “conducción autónoma” afirman que sus autos harían las carreteras más seguras, eliminando riesgos derivados del uso de dispositivos móviles mientras se conduce, estados de ebriedad y agresividad, entre otros. Pero sus coches tampoco son infalibles.
Cuatro de los 48 autos sin conductor que recorren California han sufrido accidentes. Estas cifras fueron registradas desde el mes de septiembre cuando se empezó a emitir licencias para probarlos en las vías públicas. Aunque Google lo hace desde hace varios años (sin permiso).
Desde septiembre cualquier incidente debe ser reportado, pero como la ley de California estipula que los informes son confidenciales, no se conocen muchos detalles. Una fuente anónima reveló que en dos de los accidentes los autos se manejaban automáticamente y en los otros dos había una persona tras el volante.
Google, dueña de tres de los coches, y Delphi, dueña de uno, dijeron que se trató de accidentes menores a baja velocidad donde los vehículos no fueron los responsables. Los estados de Nevada, Michigan y Florida también aprobaron leyes parecidas pero no están al tanto de ningún accidente.
Lo cierto es que la conducción autónoma supone sus propios retos, surgirán otros problemas, pero precisamente son las pruebas las que permitirán mejorar en materia antes de masificar su uso.