Las más grandes desventajas del uso de la carga inalámbrica

Las diferencias entre usar un cargador con cable USB y uno que recarga de forma inalámbrica parecen obvias, pero éstas no solo se limitan al uso o no de los cables: la eficiencia energética es muy distinta entre ambos métodos. Y lo hemos comprobado: la carga inalámbrica puede consumir hasta el doble de electricidad.

¿Tu dispositivo tiene carga inalámbrica? Pues seguro que más de una vez tuviste la duda de si ponerlo a cargar con cable o sin él. Por un lado, la carga por USB es más rápida, pero acarrea dos inconvenientes: va deteriorando los puertos y degrada en mayor medida las baterías (sobre todo si la carga es ultrarrápida). Un cargador inalámbrico es mucho más cómodo, permite revivir la batería con tranquilidad y, como inconveniente, puede generar algo más de calor. Pero sólo eso, hay un aspecto que marca la mayor diferencia entre ambos métodos.

Un nuevo descubrimiento

«La energía no se se crea ni se destruye, sólo se transforma«. Esta aplicación del primer principio de la termodinámica ya da pistas de lo que implica cargar sin cables un smartphone. Porque, si se genera una mayor cantidad de calor durante el proceso, la energía necesaria para elevar la temperatura no se utiliza para que quede almacenada en la batería; por lo que el móvil necesitará mayor electricidad para obtener idéntica capacidad.

Como para demostrarlo era necesario una comprobación empírica, elegí un teléfono para cargarlo de cero a 100 con dos métodos: utilizando cable y mediante una base Qi. En ambos casos usé el mismo cargador, de esta manera intenté estandarizar el proceso. El dispositivo utilizado fue un cargador Motorola con un máximo de 125 W y las siguientes franjas de carga:

  • 15 W. 5 V y 3 A.
  • 27 W. 9 V y 3 A.
  • 45 W. 15 V y 3 A.
  • 125 W. 20 V y 6,95 A.

El Google Pixel 6 fue el móvil que utilicé durante las pruebas. Lo descargué al máximo; después lo recargué hasta el 100 % usando el cargador de Motorola y un cable USB C o la base de carga Qi. Dicha base recarga con un máximo de 15 W (9 V por 1,67 A; fabricada por Samsung); aunque en el caso del Pixel no pasó de los 8,4 W durante todo el proceso de carga inalámbrica.

Los tiempos de carga obtenidos variaron de manera abismal entre la carga con cable (con una media de 24,4 W) y la carga inalámbrica (8 W de media): de una hora y cincuenta minutos mediante USB C a cuatro horas y cincuenta minutos con Qi. Durante el proceso aprecié más caliente el Pixel 6 utilizando la carga inalámbrica que haciendo uso del cable.

Hasta casi el doble de electricidad usando carga inalámbrica

La carga por Qi gasta más electricidad porque parte de ella se pierde como calor durante el proceso. También la carga directa con cable eleva la temperatura de los dispositivos (móvil y cargador), pero lo hace en menor medida y durante menos tiempo. Esto hace a la carga inalámbrica notablemente más cara.

Durante la comparativa de carga, el Google Pixel 6 consumió unos 0,02 kWh con cable y 0,04 kWh usando la carga inalámbrica. He de aclarar que no todos los cargadores (con cable y Qi) consumen lo mismo, pero estas cifras sí muestran la diferencia de consumo entre una tecnología y otra. Para el bolsillo no implica un gasto exagerado; al menos mientras todos los dispositivos personales y del hogar no terminen recargando sus baterías haciendo uso de bases inalámbricas.

Debemos recordar, sin embargo, que todos necesitamos cargar nuestro dispositivo una vez al día, y aunque la diferencia se trata de «solo algunos centavos», esa cantidad de dinero se debe multiplicar por los 365 días del año más el uso, desgaste y depreciación del dispositivo.