Todos hemos oído hablar del cambio climático, del agujero de la capa de ozono y de que los glaciares de la Antártida podrían derretirse. Fue John Mercer, un experto en glaciares, quien hace más de 30 años empezó a preocuparse por este problema y postuló que “más pronto que tarde” los glaciares de la Antártida empezarían a derretirse de forma irreversible.
Hoy hemos conocido que un estudio llevado a cabo por la NASA y la Universidad de Irvine (California, EEUU) ha confirmado que ese punto de no retorno ya ha llegado, los glaciares de la Antártida han comenzado a derretirse a una velocidad considerable y no van a parar. Las causas las hay de todo tipo, por un lado tenemos el agujero de la capa de ozono, uno de los grandes errores cometidos por el hombre; pero también influyen factores climáticos naturales como el aumento de las temperaturas de corrientes submarinas que hacen que los glaciares de la Antártida se vayan derritiendo.
Eric Rignot, actual coordinador del estudio ha confirmado las teorías de Mercer y nos ha presentado las consecuencias. Para empezar la irreversible fundición de los glaciares de la Antártida provocará con el tiempo un aumento de al menos 1,2 metros en el nivel. Este aumento del nivel del mar producirá la desaparición de miles de kilómetros de costa por todo el mundo. “La parte buena” es que todo esto sucederá dentro de cientos de años, que aunque a nosotros nos puede sonar a mucho, no es tanto comparado con la vida de nuestro planeta, pero es algo inminente si tenemos en cuenta la lentitud de este tipo de procesos naturales.
Científicos y expertos en la materia ya están manos a la obra para intentar mitigar los efectos y anticiparse a problemas similares. Nosotros también tenemos que hacer lo que podamos para cuidar de nuestro planta, porque smartphones, portátiles y tablets podremos comprar siempre que se nos estropeen, pero Tierra solo hay una.