Microsoft tiene una estrategia muy similar a la de Disney en el mercado de los videojuegos

Con la compra de Activision por parte de Microsoft, la compañía de Redmond se coloca en una posición literalmente única en la historia del medio. La compra de una compañía legendaria de los videojuegos (Activision comenzó programando recreativas en los setenta, y suyas o de sus filiales son franquicias de tanta popularidad como ‘Call of Duty‘, ‘World of Warcraft’, ‘Candy Crush’ y ‘Overwatch’) es mucho más que un mero golpe de efecto. Es toda una estrategia.

En este caso, se trata de un incremento muy notable de una cartera de juegos que aún es pronto para saber si pasarán a ser exclusivos o no, aunque ese no es el tema. Como sucedió con Bethesda, lo importante no es si los próximos ‘The Elder Scrolls’ o ‘Starfield’ serán o no exclusivos de las consolas de la familia Xbox. Se trata más bien de que esos juegos estarán desde el día uno en Game Pass, el proyecto clave de Microsoft para enfrentarse a Playstation.

Las compras de Bethesda en septiembre de 2020 y, casi año y medio después, Activision Blizzard, suponen un incremento súbito del fondo de catálogo de Microsoft, que permite comparar a la compañía de Redmond con otro gigante del entretenimiento: Disney. Cuando allá en 2009 Disney comenzó a adquirir compañías, su estrategia iba mucho más allá de «eliminar a la competencia».

Obviamente, en 2009, cuando Disney adquirió Marvel, lo que buscaba eran franquicias de éxito, algo que le viene muy bien a cualquier compañía. Pero con las progresivas compras de Lucasfilm en 2012 y, finalmente, Fox en 2017, lo que estaba perfilando era un aumento de su catálogo para que su proyecto de plataforma de streaming, Disney+, pudiera plantar cara a Netflix, HBO o Prime Video.

Esa es la genuina similitud entre Microsoft y Disney, más allá de ser dos colosos del entretenimiento que ramifican sus actividades hacia terrenos nunca antes vistos. Porque es obvio que a Microsoft le interesan, y mucho, las posibilidades para el juego online que les ofrece ‘WoW’ y ‘Overwatch’, entre otros, y las puertas que se le pueden abrir en ese sector de los videojuegos gracias a su músculo financiero. O cómo pueden impactar juegos de esa categoría y popularidad en proyectos como el xCloud, el juego en la nube de Xbox.

La similitud, pues, es que estas compras no son para que mañana Microsoft lance un ‘Call of Duty‘ exclusivo que restregar por la cara al Battlefield de EA (que, por cierto, ser rumoreó hace unos pocos años que estaba siendo tentada por Microsoft, pero no se llegó a un acuerdo económico). El parecido entre Disney y Microsoft está en que ambas tiran de chequera para diversificar sus actividades y enriquecer sus respectivas plataformas, donde encuentran un beneficio económico mucho más directo a base de suscripciones que simplemente con la venta de juegos o recaudaciones en cines.

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