Pong: ¿cómo este videojuego puede diagnosticar enfermedades?

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Pong: el videojuego puede diagnosticar trastornos. Imagen: Hiig

 

 

Pong es un videojuego clásico que apareció en la década de los 70’s en la histórica consola Atari. Muchos lo recordarán, pues ganó fama por su simplicidad y por ser parte de la primera generación de consolas.

Este juego que se basa en el tenis de mesa, de allí su nombre Pong, consiste en rebotar una pelota de un lado a otro del tablero y ganar al oponente al no dejar que la bola se salga. Gracias a la simplicidad de este juego, investigadores en la Universidad de Chicago han trabajado en diagnosticar enfermedades cerebrales.

Los investigadores del Laboratorio Osborne de la universidad presentaron su trabajo en la Fundación de Investigación del Cerebro en el marco del día de la neurociencia, los especialistas encontraron que Pong es ideal para realizar pruebas de seguimiento en los ojos, lo que ayuda a diagnosticar Parkinson, daño cerebral o autismo.

De acuerdo al diario El Comercio, una persona saludable no tiene dificultad en seguir con los ojos la trayectoria predecible de un objeto, en este caso, la bola del juego. Sin embargo cuando una persona no logra seguir con la mirada o presenta interrupciones puede ser indicador de un trastorno cerebral.

Los investigadores de Chicago desarrollaron un sistema que reproduce el juego en una pantalla y al mismo tiempo mide la interacción entre la mirada del paciente y el movimiento de la bola; los datos son almacenados y analizados posteriormente.

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Sistema desarrollado basado en Pong. Imagen: Laboratorio Osborne

 

 

Así, esperan entender mejor la trayectoria del ojo y cuánto tiempo tarda en registrar objetos en movimiento. Han descubierto que cuando la trayectoria del objeto es predecible, el ojo humano entonces actúa sin seguir parámetros estrictos de toma de decisiones en el cerebro.

Finalmente, los resultados del estudio no sólo servirán para diagnosticas enfermedades cerebrales, sino también para diseñar mejores tableros en los automóviles e incluso mejores páginas web, pues entender cómo funciona la coordinación entre los ojos y el cerebro tiene muchas más aplicaciones, informa CNet.