Aquellos que quieran hacerse de una Xbox Series X deben estar dispuestos a embarcarse en una misión casi imposible. Y sí, si se consigue un ejemplar, se debe pagar un sobreprecio exagerado que exigen los tristemente famosos ‘scalpers‘ (revendedores) las unidades disponibles. Pero claro, ¿qué se puede esperar de una situación en la que la oferta es escasa la demanda enorme?
Lo peor de todo es que el problema está lejos de solucionarse. Microsoft ha confirmado que seguirá habiendo problemas para conseguir una Xbox Series X hasta al menos el mes de junio. ¿Qué está pasando?
La escasez de componentes es uno de los problemas
Las nuevas Xbox Series S/X (algo menos en el caso de la S) y la propia PS5 se han convertido, como las tarjetas gráficas de última generación, en productos preciados. La escasez de unidades hace que comprar esas consolas o tarjetas a precios recomendados sea hoy por hoy casi imposible.
Si uno tiene prisa la única opción es acudir al mercado de reventa que ha «explotado» en sitios como eBay y que hace que una Xbox Series X cueste al menos 100 euros más de su precio oficial. Los revendedores están haciendo su particular agosto, y ni eBay ni Microsoft o las tiendas que venden las consolas oficialmente están poniendo freno a ese problema.
Las razones son variadas, pero una de ellas reside en la escasez de componentes. La CEO de AMD, Lisa Su, declaró que la capacidad de producción de sus chips —que están presentes tanto en las consolas de Sony como de Microsoft— no podrá hacer frente a esa demanda hasta la segunda mitad del año.
Es evidente que ese es un factor esencial para poner freno a un problema que está poniendo en jaque a miles y probablemente millones de usuarios en todo el mundo que se quieren hacer con alguna de estas consolas.
A Sony y Microsoft no les conviene vender mucho ahora mismo
Sin embargo no es la única razón, o al menos eso es lo que apuntan algunos analistas. David Gibson, de Astris Advisoris, indica en su columna en The New York Times que Sony ha logrado vender unos seis millones de PS5 en el último tramo de 2020, mientras que Microsoft vendió tres millones de Xbox Series X y Series S.
Ese dato se veía contrastado con una declaración inquietante: «en muchos sentidos, no quieren satisfacer la demanda inicial. Quieren que siga existiendo esa brecha entre la oferta y la demanda. En pocas palabras, les conviene que la expectación dure un largo periodo de tiempo».
Mike Spencer, director de relaciones de Microsoft con los inversores indicó en una entrevista reciente cómo los problemas para conseguir una Xbox Series X seguirán presentes al menos hasta el mes de junio. El CEO de Sony ya indicó en noviembre cómo con la PS5 el problema era muy similar al decir que «está absolutamente todo vendido».
En esa escasez influye también potencialmente otro factor que se añade a esa intención de controlar la oferta y la demanda de la que hablaba Gibson. Se trata de una realidad evidente: tanto Sony como Microsoft pierden dinero con cada consola que venden, lo que desincentiva fabricar muchas unidades inicialmente.
El coste de los componentes y de los procesos de fabricación se va reduciendo con el tiempo, lo que hace que el dinero que se pierde con cada consola se vaya reduciendo. En cierto momento, por supuesto, las consolas dejan de hacer perder dinero a estos fabricantes y logran venderse con un margen de beneficio que puede no ser espectacular, pero que desde luego hace que ese problema económico desaparezca para las empresas.
Así pues, a la escasez de los componentes se añade esa intención de Microsoft y de Sony de controlar oferta y demanda, pero también probablemente al hecho que simplemente no les conviene fabricar y vender demasiadas consolas porque ahora mismo pierden dinero con ellas. Solo queda ser pacientes, lo que no es la mejor